El legado oscuro de ETA

Durante décadas, España fue testigo de una de las organizaciones terroristas más notorias de Europa: ETA (Euskadi Ta Askatasuna, que significa "País Vasco y Libertad" es euskera). El nacimiento de ETA se remonta a finales de la década de 1950, en un contexto de represión y falta de reconocimiento de la identidad cultural del País Vasco. Fundada en 1959, por un grupo de estudiantes radicales opositores del colectivo EKIN, durante la dictadura de Francisco Franco. ETA buscaba la independencia del País Vasco y Navarra del gobierno español, empleando métodos violentos y acciones terroristas para alcanzar sus objetivos políticos. 

Los primeros años de ETA se caracterizaron por protestas pacíficas, pero pronto evolucionó hacia tácticas más extremas, incluyendo asesinatos, secuestros y atentados.  Su primera acción violenta ocurre el 18 de julio de 1961, donde intentaron descarrilar un tren ocupado por franquistas. Sin embargo, el primer acto violento conocido ocurrió en 1968, cuando mataron a un guardia civil español, José Pardines. A partir de entonces, ETA se convirtió en sinónimo de terror y violencia, llevando a cabo una prolongada campaña de ataques indiscriminados que dejó un rastro de víctimas y dolor a lo largo de los años.

Cometieron numerosos atentados, incluido el asesinato del presidente del gobierno español Luis Carrero Blanco el 20 de diciembre de 1973. A lo largo de los años, miles de personas resultaron heridas o perdieron la vida debido a los ataques de ETA, generando un profundo impacto emocional y político en la sociedad española. 

Asesinato Carrero Blanco
Asesinato Carrero Blanco

En 1989, ETA y el Gobierno intentaron dialogar en las conversaciones del Argel, manteniendo una tregua durante tres meses. Más tarde, se da otra tregua de dos meses pero en 1993, las treguas terminan. ETA comienza a utilizar la violencia callejera, realizando destrozos callejeros, pequeños atentados, coches bombas y asesinatos. 

La sociedad civil y los gobiernos españoles y franceses trabajaron juntos para combatir la amenaza de ETA. El último atentado de la ETA fue en 2010 cuando asesinaron a un policía frnacés intentando robar en un concesionario. Según la ABC España el balance de terrorismo es de 853 asesinatos, 2632 heridos, más de 7000 víctimas, 86 secuestrados y un número desconocido de amenazados y exiliados. Fueron 22 menores los que fueron asesinados por esta banda. De estos crímenes hay muchos sin resolver. 

En 2011, ETA anuncio un cese definitivo de su actividad armada, y en 2018, la organización finalmente declaró su desaparición a través de un comunicado. Este paso marcó el final de décadas de violencia, aunque las heridas dejadas por sus acciones todavía perduran en la memoria de España. 

Algunos ven la ETA como un movimiento de liberación que luchaba contra la opresión del gobierno español, mientras que otros lo condenan como una organización terrorista que sembró el miedo y provocó un sufrimiento innecesario. Sin embargo, su desaparición marcó el final de una época oscura en la historia de España y abrió la puerta hacia la búsqueda de soluciones pacíficas para los conflictos políticos. 


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